Lhasa - Katmandú

Hoy es el tercer día que desayunamos en el hotel de Lhasa, el primer día desayunamos huevos fritos, el segundo día huevos cocidos, y el tercero tortilla. Menos mal que no vamos a estar más días aquí, de lo contrario aprendemos las 50 maneras diferentes que hay de cocinar un huevo.

Hoy la muchacha de la recepción me sigue dando la lata con el tema de la llave (creo que ya os he comentado lo cabezones que son los chinos ¿no?). Después de bajar a desayunar hemos vuelto a la habitación para hacer la mochila, pero nos han interrumpido. Han llamado a la puerta y al abrir me he encontrado con la muchacha de la recepción acompañada del guardia de seguridad, un chino enorme de 1.30 de alto y fuerte como un elefante, fácil pesaría 25 kg. No me han dicho ni buenos días, directamente me han preguntado por la llave, sí otra vez. Vamos a ver, muchacha de ojos lindos, tú debes de ser tonta, pero si me tuviste que abrir tu la puerta ayer....¡NO, NO TENGO LA LLAVE!
Pero lo más gracioso de todo esto es que ayer me pidieron 100 yuanes por la llave, y hoy ya son 200 los que tengo que pagar. Menos mal que me voy hoy, si me llego a quedar una semana, tengo que pagar yo el salario de todos los empleados del hotel. Según me dice la muchacha de la recepción, cuesta tanto la llave porque no se puede hacer copia. Sí hombre, ¡será lo único que no puedan copiar los chinos! las llaves de este hotel.
Al parecer esta muchacha no se ha enterado todavía de que NO VOY A PAGAR LA LLAVE.

Efectivamente, cuando ha llegado la hora de irnos, y ante las malas caras de la recepcionista y el gigantesco guarda de seguridad, y ante las risas y bromas de los compañeros de viaje, nosotros nos hemos ido sin pagar. Y ya no era una cuestión de dinero, sino de orgullo. Yo no pago por algo que no he echo.

Después de una hora de vuelo hemos llegado a Katmandú, la ciudad en la que nos sentimos como en casa. Lo primero que hemos echo es ir al hotel. Esto ha sido un poco incómodo en esta ocasión, porque como hemos llegado un día antes de lo esperado no teníamos reserva en el hotel en el que hemos dejamos todas nuestras cosas antes de ir a Tíbet, así que hemos tenido que reservar en otro hotel, también en la zona de Thamel pero no tan céntrico, y de menor calidad, pero que se le va hacer.

Hemos pasado lo que nos resta de mañana en Thamel, paseando y adelantando las compras de recuerdos y regalos, que coñazo, esto es lo que peor llevo de las vacaciones.
A la hora de comer hemos elegido el New Orleans cafe, un lugar muy agradable y un valor seguro, es tan tranquilo su patio interior que no parece que estés en Thamel 

Esta noche, hemos quedado para cenar con Andrea, Tito y Rosella, en el cafe illy, que al matrimonio italiano les gusta, y en el que aún no hemos estado. Ha sido un gran acierto cenar aquí, es un lugar agradable y que tiene un ice express espectacular, para mi el mejor del mundo. Tiene gracia que para tomar el mejor ice tea, para comer la mejor pizza y para tomar el mejor ice express halla tenido que hacer 10758 km.
Este va a ser el último rato que pasemos con Andrea, Tito y Rosella, es una pena porque eran muy buena gente.

Para mañana, hemos quedado con nuestro buen amigo Rama, y uno de los mejores guías de ciudad que puedes encontrar en Katmandú.para estar un rato juntos, no le vemos desde el año pasado y nos hace muchísima ilusión volvernos a juntar con él. Se ha encargado de organizarnos una excursión, a ver que es lo que ha pensado para nosotros.