Lhasa

Entradas Monasterios Drepung y Sera
Aquí en Tíbet, parece que todo se hace más tarde. Debe ser porque como las tiendas se cierran tan tarde por la noche, luego les cuesta madrugar. Hoy hemos quedado con el grupo a las 9 de la mañana para comenzar con las visitas, así que hasta las 8 no hemos bajado a desayunar. Acostumbrados a madrugar en las montañas esto para nosotros ha sido una camada.

Lo primero que hemos visitado hoy por la mañana ha sido el monasterio Norbulingka. Este monasterio era el palacio de verano del Dalai Lama, fundado en 1755 (todo el mundo tiene derecho a unas pequeñas vacaciones ¿no?). Norbulingka significa literalmente parque de la joya. En 1959 el fuego de la artillería china dañó todos sus palacios durante la insurrección popular. Se han realizado reparaciones, pero sin lograr revivir el antiguo esplendor de los palacios.
Mantras en Drepung

Este monasterio no se encuentra entre las principales visitas a Lhasa, ya que no tiene demasiado interés, más allá del histórico. Es una visita agradable si te sobra tiempo, pero sin más. Hemos estado casi toda la mañana aquí. Al finalizar esta visita, el bus nos ha dejado de nuevo en el hotel. 
Y aprovechando que estábamos aquí y que no teníamos mucho tiempo para comer, nos hemos quedado en el restaurante del hotel a comer, y por cierto hemos comido muy bien, aunque a toda prisa, porque han tardado bastante en servirnos y habíamos quedado nuevamente con el grupo para realizar otra visita.
Drepung

Por la tarde hemos visitado los monasterios de  Drepung y Sera. A 8 km de Lhasa podemos encontrar el monasterio de Drepung, que en tiempos fue uno de los más grandes del mundo. Drepung significa literalmente pila de arroz, en referencia a los numerosísimos edificios blancos que se apilaban en el cerro. En la actualidad residen unos 600 monjes.

Al terminar esta visita, nos hemos ido al monasterio de Sera. Este monasterio, fue uno de los dos grandes monasterios gelugpas, solo por detrás de Drepung. Su antigua población monástica de un total de cinco mil monjes se ha reducido notablemente a unos pocos cientos. No obstante este monasterio merece una visita, sobre todo entre las 15 horas y las 17, cuando los monjes celebran sus dialécticas en el patio de dialécticas de la escuela Sera Je. Nada más acercarse se oye los aplausos que enfatizan ciertos puntos del discurso. Es impresionante verles discutir acerca de teología y filosofía. Una curiosa fotografía.

Dialéctica en Sera
A eso de las 5 de la tarde, hemos vuelta a Lhasa, para conocer mejor la zona del Barkhor, la parte más bonita y con más vida de Lhasa. Hemos estado en las inmediaciones del templo Jokhang que visitaremos mañana, situado en la plaza Barkhor, y es alucinante ver la cantidad de gente que allí se aglomera, y la cantidad de incienso que se quema. Esta parte del barrio es un entramado de calles llenas de puestos de artesanía y souvenirs. Nadie se puede imaginar la cantidad de puestos que puede llegar a haber en estas calles, yo he dejado de contarlos cuando he llegado a 524.325, ¡que locura!
Al principio es divertido ver todos los puestos y regatear por una pulsera o un libro, pero al cabo de una hora, acabas con la cabeza loca. Pero el barrio merece un par de visitas.

A las 19.30 hemos quedado para cenar con Tito, Rosella y Andrea. Nerea está encantada con la idea de cenar con el matrimonio romano para practicar su italiano, y yo porque son muy agradables. Nuestra intención era cenar en un restaurante que ofrecían buffet y podías disfrutar de bailes típicos del Tíbet, incluso hemos llegado a reservar sitio. Pero ha sido imposible dar con el establecimiento. Nos hemos tirado más de dos horas paseando por Lhasa en su busca y no ha habido manera. Maldito restaurante Shangri La. Me parece que hoy nos quedamos sin cenar, así que hemos decidido tomar dos rickshaw y que nos lleven al mismo restaurante de ayer, que cenamos bien y barato.  Ha sido un trayecto muy divertido, y muy barato, aunque te crea un poco cargo de conciencia ver al pobre hombre que te lleva pedaleando. Así que hemos decidido darle algo más de dinero de lo que habíamos acordado.
La cena, al igual que ayer ha sido divertida, y eso que ninguna de las camareras ha mejorado su inglés ni su amabilidad. Hoy he tenido que beber una cerveza de 650 ml en un vaso de chupito, porque a la muchacha no le ha dado la gana de traerme un vaso normal. ¡Que espectáculo!

Potala in the night
Al final se nos ha hecho tarde (para estas latitudes en las que estamos) así que para las 11.30 nos hemos retirado a nuestras habitaciones. Ha sido una paliza tanto andar para encontrar el maldito restaurante, pero estas son las anécdotas que recuerdas a la vuelta a casa y de las que te ríes.